lunes, 1 de marzo de 2010

VIVA LA DEMOCRACIA

Por: Ing. Luis Fernando Orozco Gutiérrez
luisforozcog@hotmail.com

La Corte Constitucional, ha salido en defensa de nuestra institucionalidad, declarando inexequible la convocatoria a un referendo reeleccionista y sustentando que nuestro ordenamiento jurídico, proscribe por siempre la reelección a un segundo mandato, como quedo establecido cuando permitió la reelección a uno primero.
Dicen los constitucionalistas que de haberse permitido el referendo, esto había representado una puñalada mortal a la constitución del 91, para fortuna de nuestro ordenamiento institucional la Corte Constitucional, salió en protección de nuestra Carta Magna.
De Uribe heredamos cosas importantes: la seguridad democrática, que la quieren hacer pasar como una política de gobierno, cuando realmente es una política de estado, o dice otra cosa nuestra Constitución en el Art. 2 de la carta política: “Las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias y demás derechos y libertades y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares” y El Artículo 22: “La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento”, razones para entender que la “seguridad democrática” es una política de estado y no de gobierno como nos lo querían dar a entender: “Uribe o catástrofe”.
Los tiempos han acuñado una frase, por su validez histórica: “la peor democracia, es mejor que la mejor dictadura”, y en los momentos actuales de Colombia, reviste especial atención, pues desafortunadamente Uribe y sus huestes, querían perpetuarse en el gobierno y esto es lo que realmente hay que criticarle al Presidente ya que el desbarajuste institucional a que nos quería someter, era realmente una dictadura. Doce años en el poder y si se lo permitían, eran más años. Producen pesadumbre las expresiones de quienes defendían la continuidad del mandatario en el poder, que lo que había que sostener era la voluntad del pueblo, si para eso tenemos una Carta, defendida por una Corte.

Su aparente “civilismo”, parece tener fin con su actitud reeleccionista, que la tuvo, hasta que la Corte, le impidió “correr la cerca”, pues ese era du deseo.
Por fortuna las sinuosas equivocaciones de sus afectos, nos llevaron al desorden a que estábamos siendo sometidos, preguntas equivocadas, cifras de financiación del referendo escandalosas, definiciones Senatoriales absurdas, actas del congreso amañadas, aceptación del transfuguismo etc., en fin una catarata de errores, que la Honorable Corte, supo poner en cintura.
Mi formación de ingeniero, no da para sostener un escrito de profundidad constitucional, pero mi calidad de ciudadano, me capacita para diferenciar entre democracia y dictadura y allí es donde se me permite expresar mis sentimientos de demócrata.
Uribe y sus secuaces alegando unas políticas, que tenían que sostener, lo que buscaban era la prolongación equivocada en el poder, teníamos los colombianos que aceptar hechos como: los falsos positivos, agro ingreso seguro, política de salud errónea y desproporcionada en contra del pueblo y permanencia en el poder de una cantidad inmensa de mediocres que solo la soberbia del gobernante lo permitía.
Lo más grave de su mandato, era la desconfianza en sus seguidores, a quienes consideraba incapaces de continuar sus políticas, razón para creer que solo su permanencia en él, ofrecía: seguridad democrática, cohesión social y confianza inversionista, no importaba si para ello había que perturbar nuestro ordenamiento jurídico.
Con inmensa sabiduría, la Corte Constitucional, desbarata esta farsa de imposiciones, a que estábamos siendo sometidos el pueblo colombiano, olvidando nuestra formación civilista de reconocimiento en la tierra.
Admirables las palabras del Presidente de la Honorable Corte Constitucional, al expresar la negativa al referendo reeleccionista. Con profundidad jurídica no obstante ser uno de los dos magistrados que voto en contra de la decisión de la Corte, aquí me queda un inmenso sinsabor. Al margen de su recalcitrante uribismo, la votación debió ser 9-0, pues la ponencia del Magistrado Sierra Porto, era incontrovertible.
Debió ser más justo jurídicamente, votar en contra de la reelección y dejar una nota aparte que era amigo del Presidente, y subsanado el problema, pues queda muy difícil comprender su posición, igualmente el Magistrado Pretel de la Vega, hermano de un anterior Ministro del Interior. Se respeta su amistad y solidaridad con Uribe, pero las decisiones de la justicia son inequívocas exista o no amistad.
Un tiempo grande inicia Colombia, primero el respeto a nuestro ordenamiento jurídico, segundo la continuidad democrática en el poder. Podemos tener buenos o malos Presidentes, pero ese es el destino histórico que nos toca vivir.
Viva la democracia.

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